Solo entre anhelos y sueños,
Yace un ser que no ha sido amado,
Se pierde en el abanico del amanecer
Lo que él por siempre había esperado.
Cual diluvio incesante llora,
Triste, solo con sus soledad
Socava el horizonte su mirada perdida
Y la hojarasca seca lo sacude sin parar.
¿Qué puede hacer?
Ya la noche reina sobre el día,
Y el cielo lo atrapa con su red de nubes,
La nostalgia lo asfixia y lo destruye,
El dolor lo humilla y lo persigue.
El hedor del crepúsculo lo confunde,
El dolor y la tristeza lo cohíben.
El amor le dio la espalda. Y la Vida
le robo el alma. Por eso solo escribe.
Luis Alberto Orgaz Vera
(septiembre, 2009)
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