Rima XXIII
Ahí te miro,
tu cabeza en el piso apoyada;
las orejas y mirada levantadas.
Ahí te miro,
somos almas destinadas.
Tu pelaje oscuro
más oscuro con el tiempo,
"gran danés" susurro
y lo oyes todo;
mis deseos en el viento.
Despistado,
olfateando lo que siento.
confundido;
pierdes mi amor,
mientras callado observas
la noche en tu balcón.
Ahí te miro...
y te espero solo yo.
Luis Alberto Orgaz Vera
(Julio, 2011)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario