Reflexión no. 5 (así es una noche sin tí)
Eterna Madrugada
En la completa oscuridad me perdí con tus recuerdos
y limpiando me encontré en una eterna madrugada;
limpiando los rincones de tu zumo impregnados,
asustado como una cría salvaje abandonada.
y no hallaba para donde escapar, donde ocultarme;
los ojos furtivos de tu ausencia me acechaban
y yo huía como el que trata de ocultarse de la luna
pero que teme, sin su luz, perderse en tu mirada,
poco a poco la noche iba logrando sofocarme
y yo me cubría con una manta de ansiedad
para pasarle desapercibido a la locura
y no perderme en la penumbra que ahora es mi realidad.
Y así seguía... en una noche inmersa en mi sudor,
con el estómago doliendo, víctima del estupor
de saber la soga atada por mi propia cuenta al cuello,
percibí los rayos crecientes y cálidos del cielo
y te vi sonreír, con tu eterna calma entre las nubes...
Solo pido unos pocos de tu rayos
unas pocas de tus cumbres, de tu marea calmada;
para no dar probada a otro pedazo de infierno
para tomarte tierno y eterno entre mis brazos
y no vivir jamás otra eterna madrugada
Luis Alberto Orgaz Vera
(Julio, 2011)
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