El más dulce de los días
Cuando verdes la hojas,
una a una,
sin importarles el tiempo,
caigan del cedro;
cuando no sople el viento...
y el sol de la tarde
caliente como el hielo..
y todos mueran
extinguiendo el velo,
y las multitudes
se olviden del negro.
Cuando no haya sueños...
cuando leas mis pensamientos
y despojes tú mis prendas
dejándome en los huesos
y seas mujer
la cálida que entonces
se vista con mis besos
entenderás, mientras
me miras temblando,
que la felicidad es causa
del más dulce de los llantos
y llevarás tus sentidos,
cadenciosamente al más
puro de los campos..
y nos haremos uno
tejiendo nuestros brazos,
llorando... sudando..
mezclando..
seré el pintor que cuida
el más pequeño de sus trazos,
¡el que pinta los deseos!
no importará nada...
ni las hojas verdes,
ni las muertes; ni los llantos...
estaré entonces
tatuado ya en tus huesos
y tu mi vida,
mi pequeña flor divina
serás entonces
el más fuerte de mis rezos,
mi altar, camino y pasos
mi amalgama de alegrías;
serás también
la muerte que se venga
el día de tu partida
y yo el que muera delirando,
agradeciendo los lapsos
de el más dulce de los días...
...y el más puro de tus cantos.
Luis Alberto Orgaz Vera
(Mayo, 2011)
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